domingo, 3 de mayo de 2015

Caminar con la luna al final


La mañana comenzó con un ligero frío por la neblina proveniente del mar, cuyo oleaje estaba muy agitado hoy; pero a la vez, en la mente había una intención de querer estar mejor que ayer, y decidí innovar, planificar y probar un método diferente y personal para estar mejor cada día y quizás lograr ser feliz. El método debería constar de varios ejercicios; aunque en honor a la verdad, los resultados no estaban garantizados por supuesto; pero era un reto y fue interesante e inesperado ver como en el transcurso del día los hechos se va ordenando sin nuestra intervención de manera diferente a lo pensado previamente.

Era muy temprano en la mañana pero a la vez el momento propicio para comenzar con el primer ejercicio, se trataba de realizar un poco de meditación para relajar el cuerpo, calmar la mente y dar libertad al alma escuchando un poco de música relajante; cuando de pronto una llamada inesperada para ayudar a una amiga cambio el primer ejercicio de esta mañana; y aunque no se dio el ejercicio esperado, la caminata por el malecón observando el mar fue divertida y la charla fue muy interesante y amena, lo cual al final valió la pena.

Después de la reunión inesperada, el objetivo era continuar con el siguiente ejercicio, el cual era propiciar un momento de contacto espiritual con Dios para fortalecer la fe y sentir paz; aunque al principio fue difícil, se logró establecer una conexión espiritual al final, aceptando que somos seres humanos imperfectos que nos equivocamos pero que tenemos la capacidad para reconocer nuestras fallas, enmendar nuestros errores y pedir disculpas o perdón. Aunque por esta ocasión no voy a revelar la religión que profeso, voy a hacer énfasis en lo importante que es buscar un momento de fortalecimiento de nuestra espiritualidad.

Ya había pasado mediodía y hasta el momento no había mucho que comentar sobre el método y los ejercicios, así que no podría ser recomendando ni utilizado por todos aquellos que estuvieran interesados en probarlo; y en lugar de ello, muchas ideas vinieron a la mente, temas por preguntar, dudas por aclarar y hasta miedos por superar, pues hay momentos de debilidad en los cuales la mente del ser humano tiende a dejarse llevar por las cosas negativas que ha vivido, por lo cual busca momentos de desahogo. Quizás todos estos puntos pendientes no se solucionen el día de hoy pero hay que atrevernos a comenzar a afrontarlos, a decir lo que tenemos que decir, a ser sinceros con nosotros mismos y con los demás, y es allí donde tenemos la oportunidad de encontrar una salida mas no un escape, porque es importante la actitud con la que solucionamos nuestros problemas.

La tarde pasó muy rápido y había una sensación de frustración por no haber cumplido todo lo planificado para el día; pero inesperadamente en la noche, una amiga, cuyo portugués con acento brasilero divertido y alegre, me invita a salir para caminar y correr por el malecón; la caminata cambiaría la sensación de la tarde al observar la inmensa luna que alumbraba el malecón mientras el desplazamiento de los caminantes era acompañado por diversas melodías que identificaban cada etapa de la vida y hacían recordar aquellas buenos momentos que vivimos pero que la rutina nos va borrando de la mente, en un mundo que simplemente ha olvidado los dones con los que el ser humano nace.

Durante la caminata, hay un momento propicio para hacer una de esas locuras lindas que están ausentes hace mucho tiempo y que llenan de significado la vida aun cuando lo que se va a hacer no sea muy relevante; pues al recordar a mi doctora favorita con quien innovamos cada terapia para reír, vi un árbol en el malecón, el cual me provocó abrazar para sentirme parte de la naturaleza de la cual todos venimos y a donde volveremos tarde o temprano. No olvidemos que la vida es simple, muchas veces inexplicable, quizás irónica y hasta sarcástica, lo cual le da un sabor especial a la existencia, pero lo cierto de todo es que podemos tener un plan de vida pero no siempre las cosas se dan como esperamos y es allí donde se nutre nuestro aprendizaje con experiencias y surge la capacidad para adaptarnos y re-ordenar nuestros objetivos.

Siempre haz un plan de vida como punto de partido y disfruta el recorrido con todos los cambios y elementos que presenten, porque puede que al final del día tengas la suerte de caminar con la luna...

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