jueves, 30 de noviembre de 2017

Viajando ligero

Una de las cosas que aprendí en mi vida, fue a viajar siempre ligero, seguramente lo aprendí de mi viejo (así le digo cariñosamente a mi padre); pues inconcientemente herede la idea y la hice propia, y me ha servido para hacer una de las cosas que más me gustan, simplemente viajar, por aquí, por allá, por tierra, por aire y hasta por mar (recuerdo aquel primer viaje en lancha de 20 millas mar adentro, sentía que moría por el mareo y yo pensaba que eso sólo era un mito).
Bueno, son casi las 2 de la mañana en este aeropuerto, menos mal no hace frío, y aún faltan algunas horas para el siguiente vuelo, mientras una canción linda del reproductor de música que llevo conmigo me desconecta de todo, tendido sobre 3 asientos y esperando que lo que resta de la noche sea así de tranquila; creo que se aprende a sobrevivir de alguna manera.
Justo ahora, cambió la canción del reproductor, es una melodía no tan suave, no tan fuerte, es precisa para este momento de algunas breves confesiones y reflexiones hacia quienes se atreven a leer las cosas que escribo de forma espontánea. Un momento, esta canción tiene una frase muy buena, "no es tan fácil volver a empezar, siempre es bueno aprender a volar, regreso mi sonrisa entre en el mar y la brisa, lo empiezo a entender, aceptar lo que no pudo ser...", es otra frase que invita a reflexionar sin ninguna conclusión, pero con una interrogante, ¿cómo llegué aquí?
¿Me pregunto si alguien se atreverá a leer a este viajero sin rumbo? No hablo de dar "me gusta" o "like" (como muchos dicen...) sino de leer aunque sea para reirse de mi locura.
Hablando brevemente de la cultura "like", a la cual criticaré con muchas ganas posteriormente, parece que se ha creado un nuevo tipo de adicción socio-virtual, tal como le contaba el conejo a la gata techera en una conversación de viernes por la noche, ¿o fue sábado?, mejor le doy un "like" a la charla para llamar la atención...
¡Qué buena música tengo...! Y es que la música tiene un poder extraordinario de hacer que el espíritu se alegre, así que aprovecharé para dormir un poco, recostándome sobre sobre mi compañera incondicional de siempre, mi mochila azul...

martes, 17 de octubre de 2017

La foto en el libro

Muchas veces hemos escuchado con frecuencia que los tiempos han cambiado, que ya no le damos valor a aquellas cosas que realmente valen la pena y que vivimos sin hacer que nuestras vidas sean extraordinarias. En honor a la verdad, sólo había pensado en estos detalles en aquellos momentos de reflexión producto de vivencias intensas en mi vida, hasta que conocí una historia cuyo desenlace me cautivó desde el principio hasta el final.

Ciudad de Lima - Perú, setiembre del 2015. Una tarde de primavera, mientras miraba el atardecer en el mar, observé a un hombre mayor sentado en el muro del malecón hasta que sacó un reloj antiguo de bolsillo y me preguntó la hora, seguramente para asegurarse que tenía el tiempo correcto; me llamó la atención el reloj, le pregunté por este, me dijo que fue un regalo de su padre cuando era niño, comenzamos a conversar y así conocí a Alexandre; él era de origen alemán, ya que nació en Berlín en 1927, tenía casi 90 años y siempre andaba alegre. Este personaje me contaría una de las historias de vida más extraordinarias que he escuchado en una de tantas tardes de charlas interesantes y divertidas tomando té en el balcón de su casa, frente al malecón de Barranco.

Ciudad de Berlín - Alemania, día 1 de enero de 1945. El invierno era muy frío y las fiestas de año nuevo posiblemente fueron las más tristes que vivió la ciudad hasta ese tiempo. Alexandre tenía tan sólo 17 años y su familia no había logrado huir de la ciudad a pesar de la oposición al régimen alemán de ese entonces, había escasez de alimentos y los aliados se estaban acercando cada vez más a la ciudad. Aquella noche en su cama y con la ayuda de la luz de una vela, Alexandre leyó algunas páginas de un libro de su autor favorito, “Cinco semanas en globo” del escritor Julio Verne, el libro era un regalo de su padre, un alemán de ascendencia judía, que había sido detenido por el ejército alemán hacía 3 meses y hasta ese momento no había retornado a casa. Alexandre se quedó profundamente dormido y en sus sueños apareció una hermosa joven que le sonreía en un campo rodeado de flores de muchos colores, donde el sol resplandecía agradablemente sobre sus rostros; hasta que un ruido muy fuerte lo despertó y al abrir los ojos observó un leve haz de luz que se filtraba entre las cortinas de la ventana; esto lo impulsó a levantarse sin hacer mucho ruido, lavó su rostro, frotó intensamente sus dientes y peino minuciosamente su cabello; luego se vistió colocándose un abrigo azul oscuro y salió muy temprano como lo hacía cada mañana, a las 8:00 de la mañana, a conseguir un trozo de pan en aquella tienda que aún seguía abierta a pesar de la crisis por la guerra.

Después de esperar su turno para que lo atendieran, Alexandre salió de la tienda intentando cubrirse del frío, pues la temperatura llegaba casi a los cero grados centígrados; y al levantar la mirada, allí estaba ella, como cada mañana, sentada justo al borde de la acera, abrigada a tal punto que casi no era posible apreciar su rostro mientras leía un libro con mucho interés; pero un detalle sobre ella llamó la atención de Alexandre, pues la portada del libro era de “La impresionante aventura de la misión Barsac” del mismo Julio Verne; fue entonces cuando él decidió sentarse en la acera que estaba frente a ella para intentar llamar su atención al mirarla, pero no lo logró; hasta que una idea llegó a su mente, luego se paró y corrió tan rápido como pudo por cuatro calles hasta llegar a su casa, donde vivía con su madre y su pequeño hermano menor, cogió su libro favorito y regresó rápidamente a ver a la misteriosa lectora; pero al llegar, ella ya no estaba allí, se había ido. La mañana siguiente, ella tampoco estuvo, ni los siguientes días; aun así Alexandre siempre llevaba el libro en un bolso de tela cuando iba a la tienda, pero él no podía creer la mala suerte que tenía al no encontrarla.

Habían pasado catorce días desde última vez que la vio, cuando Alexandre estaba saliendo de la tienda como siempre, él levantó levemente la mirada y ella estaba allí, sentada al borde de la misma acera, leyendo entretenidamente su libro; Alexandre no dudó ni un segundo y se sentó en la acera frente a ella, sacó el libro del bolso y comenzó a leerlo en voz media sin dejar de mirarla para llamar su atención hasta que lo logró, pues ella reconoció las palabras del escritor Julio Verne en la voz de aquel chico y levantó su mirada; entonces Alexandre pudo ver completamente por primera vez el rostro de la lectora reconociendo en ella a la mujer de aquel sueño hermoso que tuvo, ante lo cual quedó sorprendido pero fascinado a la vez. Aquella mañana, hubo miradas cómplices entre ambos, tal vez sin palabras pero sintiendo una conexión increíble; y aquellos encuentros se repitieron cada mañana durante los siguientes días.

Algunos días después, ella estaba sentaba en la acera, tan linda como siempre, sus cabellos castaños sobresalían ligeramente del gorro que cubría su cabeza, sus ojos azules le recordaban el cielo y aquellos labios delgados se movían sutilmente al ritmo de la lectura del libro de viajes y aventuras que leía. Alexandre no lo esperaba pero ella le habló ese día, preguntándole si ya había terminado de leer el libro que tenía, pues ella ya había terminado de leer el suyo; él le respondió tímidamente que recién comenzaba a leerlo, ella le sonrió y le propuso leer juntos aquel libro, lo cual él aceptó con mucha alegría; ella se paró, luego caminó y se sentó junto a él para evitar el intenso frío, le dijo que se llamaba Vianne y que tenía 17 años; mientras Alexandre le decía tímidamente su nombre, sintió que nunca antes su corazón había latido tan fuertemente como en ese momento. Eran dos extraños sonriéndose cada día mientras soñaban hacer realidad las aventuras del libro que leían; eran dos locos que paseaban en el mismo sentido cada tarde hasta perderse en las calles de la ciudad; eran dos seres mágicos que jugaban bajo el cielo y bailaban bajo la luna sin saber que sus almas se encontraron en el espacio y en el tiempo justo.

Ciudad de Berlín - Alemania, día 2 de febrero de 1945. Llegó el cumpleaños de Alexandre, cumplía 18 años; aquella mañana su madre y su hermano menor lo sorprendieron con una taza de chocolate caliente y un trozo de pan dulce en el desayuno, los 3 rieron un poco y oraron por el pronto regreso del padre de Alexandre. Un par de horas más tarde, posiblemente eran las 10:00 de la mañana, tocaron a la puerta de la casa donde vivían, era Vianne, quien sonriendo le preguntó a la madre de Alexandre por él; cuando este salió, ella lo abrazó y le pidió que la acompañara porque le tenía una sorpresa; entonces ambos montaron en sus bicicletas hasta la casa de ella que estaba a las afueras de la ciudad, era la primera vez que Alexandre iba a la casa de Vianne, quien era hija única de un matrimonio entre un médico alemán del ejército con el grado de capitán y una cantante italiana. Al llegar, él observó que el exterior de la casa estaba vigilada por un vehículo del ejército alemán y algunos solados, lo cual llamó su atención pero no mencionó ninguna palabra acerca de ello. Ambos entraron a la casa, esta era grande y sus ambientes tenían acabados finos con madera tallada; se dirigieron a la sala donde los padres de Vianne estaban bebiendo té, ella les presentó a Alexandre, con quien conversaron un poco y le hicieron algunas preguntas al joven sin mayor detalle. Luego, se dirigieron al jardín posterior de la casa donde uno de los empleados tenía una caja extraña que estaba apoyada en un soporte; Vianne le sonrió encantadoramente a Alexandre y le pidió que se sentará sin moverse sobre el tronco de un árbol; él le hizo caso, ella se acomodó detrás de él y lo abrazó de forma muy cariñosa pero fuerte a la vez como si no quisiera dejarlo ir jamás, y fue allí donde un destello de luz que salió de aquella caja deslumbró los ojos de Alexandre, ya que era la primera vez que le tomaban una foto.

A mediodía del mismo día, Alexandre retornaba a su casa con una mezcla de pensamientos, pues estaba alegre por la maravillosa mañana que pasó con Vianne, pero también le era difícil dejar de pensar en el acercamiento que tenía el padre de Vianne con el ejército alemán, del cual no era simpatizante. Ya por la tarde, Alexandre y Vianne se encontraron en el Parque Tiergarten, uno de los más lindos y principales parques de Berlín, caminaron un poco y se sentaron junto a un árbol, conversaron un poco y ella le dio un sobre de papel, donde estaba la foto que se habían tomado aquella mañana; el hermoso detalle fue el motivo perfecto para que sus ojos se encontraran de manera cómplice, sus corazones se aceleraran locamente y sus labios se juntaran por primera vez hasta que sus almas se fusionaron sin saber que sería para siempre. Según comentaba Alexandre, las semanas siguientes fueron las más felices de sus vidas, se entregaron por primera vez en la habitación de Vianne y se amaron de la forma más sublime que sintieron.

Ciudad de Berlín - Alemania, día 5 de abril de 1945. Los aliados se estaban acercando cada vez más a la ciudad y el ejército alemán continuaba reclutando salvajemente más gente, entre los cuales había niños y mujeres, sin dejar que nadie entre ni salga de la ciudad. La familia de Alexandre dejó su casa para esconderse en un refugio subterráneo junto con otras familias durante los ataques, pero él necesitaba saber si Vianne estaba bien y se dirigió montado en su bicicleta a la casa de la familia de ella, arriesgando su propia vida. Cuando llegó, observó mucho movimiento en la casa de Vianne, había muchos soldados alemanes, así que decidió ir por la parte posterior de la casa, trepó por el árbol que conocía, llegó hasta la ventana de la habitación de Vianne, por donde entró, y la esperó escondido debajo de la cama. Ella llegó después de algunos minutos y Alexandre, al salir de su escondite, notó la tristeza en el rostro de Vianne, quien se lanzó sobre el pecho de él a llorar; después de algunos minutos, Vianne se calmó un poco y le contó que ella y su madre estaban siendo trasladadas a otra ciudad para ponerlas a salvo mientras que su padre había decidido quedarse en Berlín. No tuvieron mucho tiempo para despedirse, Alexandre sacó el libro “Cinco semanas en globo” de su bolso y colocando la foto que les tomaron dentro del libro, se lo entregó a Vianne, luego la besó intensamente como nunca antes la había besado y llorando le prometió que la buscaría cuando todo terminé. Alexandre logró salir de la casa por la misma ruta por la cual había entrado mientras veía como el vehículo que llevaba a Vianne y a su madre se alejaba cada vez más.

Ciudad de Berlín - Alemania, día 16 de abril de 1945. Comenzó una gran ofensiva de los aliados sobre la ciudad que finalizó el día 2 de mayo de 1945, cuando los defensores alemanes se rindieron. Después de la batalla, Alexandre y su familia fueron rescatados del refugio en medio de una ciudad destruida totalmente. Luego de algunas semanas, recibieron una grata noticia, su padre que había estado en el Campo de Concentración de Sachsenhausen fue liberado por los aliados y logró reunirse nuevamente con su familia. Pero Alexandre necesitaba ver la casa donde había vivido la familia de Vianne, fue hasta allí y al llegar sólo observó escombros de aquella gran casa que en ese momento estaba ocupada por los aliados, allí le contaron que el padre de Vianne había fallecido sobre un puente del Río Spree cuando trataba de huir.

Los meses iban transcurriendo mientras Alexandre intentaba encontrar a Vianne por todos los medios posibles, pero la situación socioeconómica y geopolítica de Alemania era muy crítica, por lo cual la familia de él se trasladó a la Ciudad de Múnich (Alemania) ese mismo año; luego migró a París (Francia) a fines de 1946 y posteriormente se embarcó a Buenos Aires (Argentina) en 1950, donde finalmente la familia se estableció. Alexandre estudió allí y llegó a ser un reconocido arquitecto, luego se casó con una descendiente alemana en 1960; y en los siguientes años, nacieron sus 3 hijos (2 niños y 1 niña). En noviembre de 1989, su esposa falleció producto de un paro cardiaco; y en diciembre de 1997, fue desde Buenos Aires a pasar la Navidad con la familia de su hija menor, quien se había casado con periodista peruano y vivía en Lima (Perú). Si bien habían pasado muchos años, Alexandre nunca dejó de pensar en Vianne, lamentaba no haber podido cumplir la promesa que le hizo, se preguntaba si ella estaba bien y si había sido feliz; pero algo en el fondo de su ser le decía que ella estaba bien y cuando más pasaba el tiempo, él más pensaba en ella, algo que muchas veces le hacía cuestionar su cordura. Finalmente, Alexandre decidió quedarse indefinidamente en Perú para pasar tiempo con sus nietos.

Ciudad de Lima - Perú, día 15 de febrero del 2002. Se realizó una exposición de fotos de un reconocido fotógrafo peruano de ascendencia italiana en el Museo de Arte de Lima, al cual fue invitado Alexandre por un gran amigo suyo. Ambos asistieron al evento e iban observando minuciosamente cada una de las fotos presentadas; de pronto, Alexandre se quedó congelado, ensimismado sin reacción alguna, mientras su amigo le hablaba, pues justo frente a él estaba aquella foto que Vianne y él se tomaron en Berlín en 1945, pudo reaccionar y volver en si después de algunos minutos. Luego Alexandre indagó insistentemente por los datos del fotógrafo, solicitando hablar con él de la manera más urgente posible hasta que consiguió el número de teléfono de este, y lo llamó en ese instante solicitando una reunión para tomar un café, la cual se acordó para ese mismo día en dos horas, aproximadamente a las 7:00 de la noche, en un local conocido. Se reunieron, se saludaron amablemente, conversaron un poco menos de dos horas, Alexandre le contó aquella historia con Vianne, se le quebró la voz un poco y al final le preguntó cómo obtuvo aquella foto. El fotógrafo conmovido con aquella historia le contó que la foto original le pertenece a su abuela materna, quien tenía origen italiano y que la foto correspondía a unos amigos muy apreciados de la adolescencia de ella. Alexandre prácticamente suplicó entrevistarse con la abuela del fotógrafo, pues necesitaba saber cómo llegó la foto hasta allí y qué sucedió finalmente con Vianne. La reunión con la abuela del fotógrafo se programó para el domingo más próximo a las 10:00 de la mañana en una casa al este de la ciudad, donde vivía la familia del fotógrafo. Al despertar aquella mañana, Alexandre tenía un extraño presentimiento que por momentos lo congelaba a pesar del calor que hacía en la ciudad; pero no desistió y se preparó para la reunión; las piernas le temblaban mientras su hija lo llevaba en su auto; llegaron puntualmente a la reunión, el fotógrafo los atendió, los hizo pasar al amplio jardín del fondo de la casa y los invitó a sentarse sobre un mueble para sentir el agradable sol de aquel día. Pasó media hora y la ansiedad invadía a Alexandre; de pronto, apareció una mujer  de cabello hermoso entre castaño y blanco, de labios delgados, con un vestido rosado y llevaba un libro viejo en una de sus manos; no cruzaron palabras pero él tenía tantas preguntas por hacerle a aquella mujer; fue entonces cuando ella le preguntó si podía sentarse junto a él para terminar de leer el libro, era su viejo libro “Cinco semanas en globo” de Julio Verne, luego él reconoció instantáneamente los ojos azules que le recordaban el cielo de aquella chica que nunca olvidó. Alexandre y Vianne comenzaron a llorar de manera inconsolable y ya no pudieron esperar más, se abrazaron fuertemente después de 57 años.

Aquel día, se contaron sus historias de vida desde aquel momento que se despidieron en Berlín. Vianne le contó que ella y su madre, después que escaparon de Berlín, tuvieron que usar la nacionalidad de su madre y cambiar de nombres para poder cruzar la frontera rumbo a Italia en 1945, luego fueron a España en 1947, posteriormente se embarcaron en un interminable viaje desde Oporto (Portugal) hasta Barranquilla (Colombia) en 1949 y finalmente viajaron para establecerse en Lima (Perú) en 1953; año en el cual, ella se casó con un abogado peruano, con quien tuvo 2 hijos, pero se divorció en 1978 y al siguiente año falleció su madre. Las familias de ambos se quedaron sorprendidas con las historias que vivieron. Alexandre y Vianne se casaron el día 6 de abril del 2002 y vivieron los diez años más felices de sus vidas; viajaron por el mundo, explorando maravillosas tierras y viviendo aventuras extraordinarias, como aquella que vivieron cuando se perdieron en La India, o cuando recorrieron la extensa Muralla China; pero lo cierto es que nunca volvieron a Alemania, ni siquiera de visita, quizás porque querían olvidar lo que vivieron allí durante la guerra. Pero una mañana de noviembre del 2012, después del desayuno, Vianne dio un beso en los labios a su amado Alexandre, se acostó sobre un mueble de la sala de la casa porque se sentía muy cansada y se quedó dormida tranquilamente con una sonrisa en sus labios, ella no despertó más; su partida fue muy dura, pero aun así él siempre solía decir que ella estaba en algún lugar esperando que él la encuentre cuando todo termine. Y una tranquila tarde de octubre del 2017, Alexandre se quedó finalmente dormido en el mismo mueble donde descansó Vianne, y entre sus manos tenía el libro de aventuras que siempre leían juntos y dentro de este estaba la foto que ambos se tomaron en Berlín en 1945.

Tal vez fueron las historias escritas por Julio Verne, tal vez fue el destino, tal vez fue la conspiración del universo o seguramente fue la voluntad de Dios; pero después de muchos años, aquel libro y una foto serían los testigos y evidencia de un amor que nunca acabó a pesar del tiempo, la distancia y el destino... Creo que el amor cuando es real no acaba, pues Alexandre y Vianne siempre estuvieron presentes en las oraciones de ambos deseándose bienestar dondequiera que estaban, se buscaron y encontraron en un mundo que quedó pequeño para la fuerza de su amor… La foto en el libro es tan sólo la evidencia de una historia extraordinaria en honor a un amigo de charlas, Alexandre, y su amor por Vianne que seguramente trasciende más allá de este mundo físico...

lunes, 26 de junio de 2017

Vida, esencia y espiritualidad hacia la felicidad

"El significado de la vida es encontrar tu talento. Pero el propósito de la vida es entregarlo al servicio de los demás." Pablo Picasso


La vida es así, por hechos que no puedo contar con detalle, y en la búsqueda de las causas de mis acciones, muchas de ellas desconocidas para mi, profundicé en tres fascinantes libros que me dieron una nueva perspectiva de la vida, una que provocó un "shock" en mi mente, tal vez de manera positiva, pues es algo que iré descubriendo con el tiempo. Pero de lo que si tengo certeza, es que soy más consciente de mi naturaleza humana, tan imperfecta pero maravillosa a la vez.

En la anhelada búsqueda de la felicidad, cada día es una oportunidad para acertar, para fallar, para reír, para llorar, para gritar hacia lo más lejano en el horizonte, para buscar paz en la naturaleza pero finalmente para vivir y para agradecer por todo lo vivido. Porque cada día implica un cambio, más o menos significativo, que nos invita a tomar decisiones, donde cada una de ellas depende de nosotros.


"La espiritualidad no proviene de la religión, proviene de nuestra alma." Anthony Douglas Williams


Entre el significado de siete semillas (que implican el autoconocimiento, la meditación, el control del ego, el servicio, la ética, el equilibrio y la libertad), la inteligencia espiritual que busca la trascedencia y la motivación total, descubrí que los cambios que implican una evolución espiritual son los que llevan a la felicidad, aquella que la sociedad evita, ignora, no nos enseña a buscar ni educa.

Según Lutz, Whatts, Gen y la Universidad de Wisconsin - Madison, la meditación es una práctica en la cual el individuo entrena la mente o induce un modo de conciencia, ya sea para conseguir algún beneficio o para reconocer mentalmente un contenido sin sentirse identificado con ese contenido,o como un fin en sí misma. El término meditación se refiere a un amplio espectro de prácticas que incluyen técnicas diseñadas para promover la relajación, construir energía interna o fuerza de vida y desarrollar compasión, amor, paciencia, generosidad y perdón. Una forma particularmente ambiciosa de meditación tiene como fin conseguir sostener la concentración en un punto sin esfuerzo, enfocado a habilitar en su practicante un estado de bienestar en cualquier actividad de la vida.


"Aquellos que conocen mi esencia, en lo más profundo de mi ser, sabrán sin lugar a dudas que este es mi calzado soñado, aquel que escribe y cuenta historias cuando camina por el mundo..." A.A.A.


El camino hacia la felicidad no está escrito en una receta secreta ni está descrito en un mapa, pero hay muchas pautas interesantes sobre como llegar a ella, y es allí donde nuestra esencia toma importancia, porque debemos fortalecerla con espiritualidad, aquella que es capaz de darnos paz y energía para recorrer el mundo entero en busca de ella. Así que ¡comencemos la marcha para encontrar la felicidad! Porque todo es posible...

domingo, 23 de abril de 2017

Violencia, memoria y reconciliación

"Quien no conoce su historia esta condenado a repetirla..."
Aristóteles y otros


Con mucha frecuencia, hemos leído, escuchado o estudiado sobre los hechos de la historia para conocerla y no repetirla si esta fue negativa, pero me pregunto si realmente comprendemos en toda su magnitud el significado y valor de esta, sobretodo en tiempos donde el conocimiento y la información están al alcance de las personas pero la importancia que le damos es muy selectivamente simplista. La enseñanza de la historia debe tener un objetivo claro y preciso de tal manera que toda persona deba conocer, comprender e interiorizar para darle un real sentido.

Ayer, tuve la oportunidad de conocer "El lugar de la memoria, la tolerancia y la inclusión social", un espacio que particularmente desconocía y me enteré de su existencia por una amiga extranjera que reside aquí, lo cual me creó cierto sinsabor porque sentí que ella estaba más interesada que yo en la realidad de mi país, pero aún así la experiencia de estar en este lugar fue enriquecedora a pesar de todas las historias dramáticas y muchas veces desgarradoras de las víctimas de la violencia y el terrorismo de un país que no lo merece.

Pues, durante la época republicana, desde la forma abusiva de explotación del caucho en la amazonía peruana, donde muchas tribus indígenas desaparecieron, la cual fue investigada y denunciada por el Irlandés Roger Casement (personaje principal del "Vuelo del celta" de Mario Vargas Llosa); pasando por el periodo más sanguinario del terrorismo, donde se desconoce el número exacto de víctimas, pero que fácilmente superan los 30 mil; hasta los actuales problemas sociales, donde la delincuencia está ganando terreno e imponiendo el miedo, y donde el machismo más ortodoxo y estúpido ha dado como resultado una alta tasa de feminicidios en la actualidad.

Sobre el terrorismo, todo comenzó en el año 1980, que irónicamente es es el año en que nací, pues fue una de los periodos de mayor crisis social, económica y educativa en un país con mucha riqueza, pero que lamentablemente ha sido y sigue siendo repartida como si fuera un botín de guerra por personajes que representan la histórica corrupción, aquella que ha sido la causa de la desigualdad económica y social hasta nuestros días, y ha generado represión en los sectores más olvidados del país. a tal punto de dar el motivo necesario para que grupos rebeldes inciten y promuevan la violencia, dentro de esta al terrorismo.



"El peor analfabeto es el analfabeto político. No oye, no habla, no participa de los acontecimientos políticos. No sabe que el costo de la vida, el precio del poroto, del pan, de la harina, del vestido, del zapato y de los remedios, dependen de decisiones políticas. El analfabeto político es tan burro que se enorgullece y ensancha el pecho diciendo que odia la política. No sabe que de su ignorancia política nace la prostituta, el menor abandonado y el peor de todos los bandidos que es el político corrupto, mequetrefe y lacayo de las empresas nacionales y multinacionales." Bertolt Brecht


El recorrido por los diferentes ambientes, cada vez que conocía el detalle de los hechos, observaba el rostro de las personas, sentía la tristeza en su mirada y escuchaba los testimonios de las víctimas o de las familias de desaparecidos que no saben hasta ahora que pasó con ellos; pues no es fácil seguir adelante sin conocer la verdad, sin saber lo sucedido con los seres queridos, a quienes muchos siguen buscando hasta el día de hoy.


En la insensible e intolerante realidad, se hace evidente la desvalorización de un ser humano perdido en el mundo, sumado a la ausencia del respeto, a la forma de sentir, pensar y actuar del prójimo, con el pretexto y la absurda convicción de que somos dueños de una verdad ilógica en la que todos deberíamos creer y bajo la cual deberíamos vivir.


El mundo, el país, cada ciudad y cada relación entre las personas no necesita una lógica creada por unos o por otros, sino que necesita básicamente tolerancia e inclusión social, porque la historia ya está llena de guerras y conflictos, de los cuales debimos haber aprendido algo y guardado en nuestra memoria, la cual debería recordar para evitar que el pasado lleno de violencia se repita; y para ello es necesario, como una política de estado, que el gobierno establezca pilares sólidos para dar impulso a la educación, una de calidad que promueva el respeto y tolerancia en un país pluricultural. 

Perú es un país realmente maravilloso, cuya población necesita un espacio para la reconciliación y el perdón para poder sanar las heridas, crecer y seguir adelante con fe, esperanza y convicción, como lo hemos demostrado en estos últimos tiempos, unidos como una sola fuerza...


"La paz no se puede mantener con la fuerza; sólo puede lograrse mediante la comprensión."
Albert Einstein

domingo, 9 de abril de 2017

Viajar es una aventura

Viajar es explorar un mundo nuevo lleno de aventuras, descubrir una oportunidad en el universo y sentir el movimiento de la vida en una de sus máximas expresiones. Es sumar historias a nuestra existencia que pretende ser extraordinaria en cada momento que tomamos una pausa para respirar y mirar el universo que nos rodea abrazándonos de aquella manera increíble que nos hace sentir que somos un ente especial casi irreal sin fin.

Cada día, el mundo nos va cargando de elementos pesados que se van acumulando en nuestro ser al punto de perder la perspectiva de nuestros sueños y alejarnos de nuestros objetivos; pero hay un momento para despertar, levantarse, perder el miedo, cerrar nuestro tiempo luto, liberar nuestro espíritu, volver a sentir y comenzar a correr hacia lo que más queremos. Y es así que, después de algunos meses de acontecimientos fortuitos y muchos intentos de un caminante por liberar aquel peso adherido a su ser, llegó una oportunidad inesperadamente grata, para liberarse de todas aquellas cargas acumuladas, al tener contacto con el mar.

Viajar es vivir sin los límites que la razón ha impuesto; es moverse en el espacio de un lugar a otro; es escalar una montaña muy alta rodeada del mar; es cerrar los ojos hasta que la fuerza del viento se lleve todos los miedos muy lejos; es gritar muy fuerte hacia el mar desde la montaña hasta que la voz se apague en el infinito; es descender de la montaña entre deslizando y resbalando entre las rocas; es caminar descalzo en el agua fría del mar sintiendo el contacto con la arena y el agua; es despojarse de toda vestimenta, entrar en el agua fría del mar y nadar hasta dejarse llevar por las olas que se fusionan con el cuerpo del caminante en un instante que liberó todo su ser. Pues, sólo el mar, donde seguramente la vida comenzó, con toda su energía tiene el don de reanimar el espíritu de cualquier ser.

Es cierto que cada día es una oportunidad en estos tiempos, y un día, al igual que el caminante, quizás podamos entender en su verdadera dimensión el viaje que implica la vida y comprender que cada elemento, cada personaje, cada tiempo y cada circunstancia de nuestra historia tuvo un objetivo predeterminado o predestinado por un ente superior que indiscutiblemente programó nuestro viaje extraordinario hasta hacer de este una aventura.