sábado, 2 de noviembre de 2019

Querida


Querida, debo confesarte que no he dejado de pensar en ti y que sin querer mis miedos inactivos del pasado existen, como fantasmas triviales que me visitan algunas veces y silencian mi voz con el riesgo de desnaturalizar mi esencia, aquella que últimamente reprimo y desconozco, sin darme cuenta.


Un viaje inexplicable con nombre de canción y literatura se expresa como una locura con sentido, uno que tal vez ni yo mismo conozco; y una sonrisa invade mi rostro cuando recuerdo una noche de música, brindis y momentos tímidamente atrevidos, mientras en la oscuridad una silueta encantadora viste mi camiseta y la impregna con su aroma, aquella que me encanta y recuerdo.

Ahora mismo, mi mente pretende ser razonable para apaciguar algunos latidos y calmar el espíritu; pero por dentro una fuerza interior busca salir para no tan sólo decir que te quiero, sino expresar, con valor espontáneo y momentáneo, un poco más de lo que debo, sin esperar más de lo que creo, y creo seguramente que quiero que estés bien.

Querida, quisiera que sepas que la vida es breve, más de lo que crees, y hay mucho por hacer mientras estemos aquí, quisiera que sepas que adoro tus momentos en los que ríes descontroladamente, ojalá fuesen eternos y te llenen completamente hasta expulsar aquellos fantasmas del pasado que luchan batallas dentro de ti.

Hoy más que nunca, no tengo una real certeza de las cosas y no se que pasará mañana, si nos volveremos a ver o si estaremos aquí; pero si hay algo de lo que estoy seguro, es que tenemos que correr el riesgo y atrevernos a ir más allá de nuestros límites, de nuestras mentes y de nuestros miedos para hacerles frente, porque sólo de esa manera tendremos una oportunidad, la de vencerlos.

Hoy, por mi mente pasaron algunos pensamientos que me interrogaban y cuestionaban si el hecho de no decir o expresar más era una señal de autorepresión o quizás cobardía, porque seguramente es más fácil callar ante el miedo, cerrar todo el ser, irse y abandonar todo; sin embargo, ahora mismo, decidí quedarme, romper mi silencio, atreverme a sentirme vulnerable y correr el riego de volver a escribir y expresar lo que pienso y siento, después de mucho tiempo.

Querida, este es un homenaje para ti, una muestra de admiración y respeto a la mujer que me ha hecho volver a sentir y que llena calidamente mi ser, te quiero mucho pero no te pido nada hoy, y aunque quisiera con todas mis ganas poder ayudarte a luchar tus batallas, no puedo, es una tarea que debes aprender a afrontar, fortalecerte en el camino y finalmente evolucionar, querida…