martes, 3 de noviembre de 2015

Algo más sobre mi madre

Mi madre es una persona de estatura no muy alta, un lindo ser y de espíritu bello; ella me enseñó a ser fuerte e independiente; y me enseñó sobretodo que el amor no se expresa sólo en palabras sino en hechos; porque quien repite mucho que te quiere y hace lo contrario está tratando de convencerse y, lo peor, de convencerte.

Son pocas las oportunidades en las cuales mi madre expresó con palabras lo que sentía por nosotros, sus hijos, pero su fortaleza, su persistencia y su lucha constante en los tiempos más difíciles (de una violencia ideológica y armada en los años ochentas, llamada terrorismo) que vivimos fue la mejor expresión de amor, aquella que nos enseñó a superar los momentos difíciles, ser mejores personas y apreciar lo que realmente es importante, no hacer daño a los demás.

Los que me conocen saben que siempre digo que tengo mucho de mi madre, y es cierto, como no tenerlo si es el ejemplo más claro de fortaleza en todos los aspectos y lucha por la vida dejando todos los sentimentalismos de lado porque en aquellos tiempos en los cuales eramos niños, no había tiempo para ello (porque la crisis económica en el país limitaba el acceso a alimentos). ¿Cómo no admirar su fortaleza en aquellas noches enteras cuidándonos en el hospital?

Mi madre no nos lo dio todo pero nos dio lo necesario e importante, nos enseñó a luchar y ser persistentes en nuestros sueños para conseguir lo que queríamos, porque darlo todo es quitarnos la maravillosa oportunidad de esforzarnos por lo que queremos. Ella siempre decía que hay una oportunidad para volver a comenzar después de cada fracaso, así sean mil fracasos, porque sería mediocre dejar de intentar; por más que esta sea una frase repetitiva, lo relevante no es tan sólo decirla sino practicarla en el día a día, y mi madre sabe de eso.

Han sido pocas las oportunidades en las que he escuchado lo que mi madre siente pero lo que ha demostrado por nosotros, sus hijos es simplemente extraordinario...