jueves, 4 de enero de 2018

Sabiduría en el silencio

Cuando más profundizamos en los pensamientos y en los sentimientos, es más difícil salir de allí.

No vayas hasta el fondo del todo, sino hasta el punto donde puedes flotar aún, pero a la vez puedes ver hasta donde pudiste haber caído.

Ese punto es el inicio de la sabiduría que comienza con el reconocimiento, comprensión y aceptación de nuestra naturaleza imperfecta y vulnerable para convertirla en nuestra mejor expresión de vida, el "yo transcendental". Porque la sabiduría nace del silencio para generar tranquilidad y paz hasta convertirla en una extraordinaria fuerza interior.

Mientras que el conocimiento nace de un mensaje o un elemento externo (una frase, un consejo o una historia que leemos u oímos) que es recepcionado por nuestros sentidos pero que requiere de un proceso para ser interiorizado y luego aprendido, el cual tiene un efecto generalmente breve y muchas veces pasajero en la consciencia.

La sabiduría es intrínseca mientras que el conocimiento es extrínseco. Por lo tanto, la gran invasión de mensajes, consejos o historias en varios medios no generará un cambio significativo en la consciencia de las personas sino que provocará la saturación de la mente hasta un punto de cansancio y frustración.

Es momento de dejar de llenar tu mente de mensajes, simplemente ponla en silencio y llena tu espíritu de amor...

martes, 2 de enero de 2018

Amor adolescente en el recuerdo

Una vez fui aquel chico que te vio iluminada en mil colores hasta quedar tímidamente sin palabras mientras tu piel blanca conjugaba con tus ojos claros ligeramente cubiertos por tu cabello castaño y tu silueta quedaron grabados en su mente aún platónica.

Alguna vez fui ese tierno muchacho que te esperaba en la esquina de tu casa para propiciar un encuentro casual bajo la lluvia de verano o el frío de invierno.

Cuantas veces adoré las caminatas contigo  por las calles acompañándote a tu casa mientras compartiamos los audífonos para escuchar la música que nos encantaba en un antiguo reproductor de casetes hasta decirte que me impresionabas por ser como eras.

Tantas veces fui aquel incondicional amigo que escuchaba tus historias de desamor mientras mi hombro te apoyaba y mi camiseta secaba tus lágrimas.

Incontables fueron los momentos que sin razón alguna bailabamos en las calles de nuestra historia creada y nos tirabamos sobre el techo a ver las estrellas en las noches de verano sin que algo importará y que el tiempo pasara.

Infinitas veces fui el escritor de las notas con tu nombre que dejaba bajo la puerta de tu habitación hasta que descubriste que estabas enamorada de mí y me robaste un beso en la calle sin importar quien nos viera.

Muchas e inolvidables fueron las tardes de besos escondidos y miradas traviesas bajo la escalera de tu casa hasta desgastar nuestros labios.

Como olvidar nuestros paseos a la playa para mirar tranquilamente las olas del mar desde el muelle o para desnudarte con la mirada cuando salías del mar.

Yo solía ser aquel loco y romántico empedernido de aquellos que se colaban por tu ventana en noches de tiempos lejanos de hormonas agridulces y neuronas locas para robarte un beso.

Hoy han pasado ya más de 20 años desde que fuimos dos extraños y aunque nuestros caminos son diferentes, llevo en mi memoria con nostalgia y ternura nuestros tiempos de amor adolescente en el recuerdo...