miércoles, 30 de diciembre de 2020

Las mejores historias

A veces, las mejores historias comienzan con cuatro niños paseando en una bicicleta por las calles de Las Quintanas, hace un poco más de tres décadas.

Historias de largas tardes de fútbol en el parque, de noches de verano de juego en la casa del amigo de toda la vida, de domingos de fútbol por la tarde en el estadio y del club de los mejores amigos; hasta los primeros besos al jugar a la botella borracha y las primeras novias; y así fue avanzando todo. 

Y fue así como conocí e hice a mi mejor amigo de toda la vida y más allá de la vida misma, donde quiera que esté ahora...

Era verano del año 1998 y un gran amigo grababa canciones en un cassette, de aquellos que ya no hay; me gustaron las canciones que grababa y recuerdo que me hizo escuchar una canción que llamo mi atención en ese momento, creyendo que esa canción definía todo lo que había vivido en mi adolescencia, sin saber que años después vendrían más cosas. 

Esta noche, después de un poco más de dos décadas, encontré y recordé aquella canción que aún está en aquel cassette y que define perfectamente todo lo vivido hasta hoy. Confieso que la canción me trajo nostalgia por esos tiempos, donde todos estábamos tan cerca sin saber que poco a poco nos iríamos alejando, hasta que fue mi turno de irme, algo que no le conté a nadie, pero me afectó mucho; y poco a poco nos fuimos alejando... Es parte de vivir y no lo sabía en ese entonces. 

Un microbus, un taxi, un bus de una ciudad a otra y hasta un avión nos podía juntar a todos hasta hace algunos años; no lo sabíamos, pero podíamos reunirnos sin saber que ahora ya no es tan posible como lo era antes, pues no hay movilidad al “cielo”… 

En una noche previa a fin de año, es increíble todo lo que nos hace pensar, sentir, hacer y escribir una canción de aquellas que nos gustó en un momento en el que necesitábamos palabras precisas y que ahora esas palabras son más exactas en la letra de “Aún sigo cantando” de “Enanitos Verdes”. 

No todo fue bueno, pero fue necesario, para aprender, crecer y evolucionar en cada momento vivido; y agradezco por la dicha de tener amigos de toda la vida, a quienes abrazo con el alma. 

Agradezco su tiempo de leer lo que escribo…