jueves, 8 de agosto de 2013

Los besos que Nataly dibujó

En una de aquellas historias de sentimientos, él conoció a Nataly, y en aquel primer instante de un pacto tácito, las miradas atrevidas dirigidas entre ojos tímidos de dos seres que admiraban mutuamente sus labios con ansias de descubrir el sabor que según se cuenta, es dulce. Sin planes y sin ataduras, dos seres se fusionaron perfectamente hasta encontrar, casualmente, un momento para permitir que las sensaciones añoradas se expresen después de mucho tiempo.


Pero fueron los delicados labios de Nataly, los que dibujaron besos en el cuerpo inspirado de él hasta resucitar esas sensaciones perdidas en momentos pasados que deberían ser olvidados pero que lógicamente quedaron marcados en la historia.

Quizás, han sido sólo momentos de encuentros fugaces y breves, pero en la memoria del cuerpo, queda la complicidad de noches traviesas que se confundieron con la voz armónica de ella y con el aroma de su tersa piel que nunca dejó de ser besada hasta llegar al alma.

Pues en aquellos besos con Nataly, surgieron sentimientos que la mente intentaba reprimir pero que, seguramente, los cuerpos se comunicaban magnéticamente hasta enloquecer en la pasión de amantes sin sentido cuyas voces se tientan cuando se cruzan en el secreto de aquel pacto tácito.

Y en una noche esperada, Nataly y él, jugaron nuevamente en el jardín cómplice de sueños reales de pasión hasta que se revelaron sentimientos casi obvios pero que ellos evitaron decir porque, tal vez, es mejor que los cuerpos de ambos queden impregnados con perfumes cruzados entre caricias de manos aún temblorosas de él y de los besos que Nataly dibujó.

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