martes, 18 de marzo de 2014

Dar y recibir alegría


Al ver este vídeo, recordé a tres tipos locos (un casi sacerdote extrovertido, una guapa chica y un soñador aventurero) caminando por la Pradera de San Isidro en una fría mañana de Madrid, todo la gente pasaba seria, triste, enfadada o aburrida por la rutina; pero en la locura linda de la guapa chica arrancó algunas flores y la repartió entre sus dos amigos retándolos a que consiguieran una sonrisa de la gente por cada flor; por supuesto, ella ganó, pues no hay ser que se resistiera a una flor y la sonrisa de una guapa mujer; la revancha fue más divertida aun y la segunda revancha lo fue más aun en esas tres horas de locura total tanto que llenó de alegría el ambiente de la pradera. Han pasado siete año y aún recuerdo aquel loco y lindo momento de sonrisas sin razón.

El recuerdo es un homenaje para un loco extrovertido que vive en el mundo y para una guapa mujer que debe andar robando sonrisas dondequiera que esté fuera de este mundo...

Para entender de una forma más clara el dar y recibir sin esperar nada a cambio, es preciso compartir una breve y linda historia:

“Una vez un rey paseaba por el bosque y vio a un pobre viejecito que se afanaba en un surco. Se acercó a él y vio que estaba plantando nogales. Le preguntó porqué lo hacía y el viejecito le respondió: “Me encantan las nueces”. El rey le dijo: “Anciano, no afanes tu encorvada espalda sobre ese hoyo. ¿Acaso no ves que cuando el nogal crezca tu no vivirás para recoger sus frutos?” Y el anciano le respondió: “Si mis ancestros hubieran pensado como vos, majestad, yo nunca hubiera probado las nueces."

Extracto sacado del libro “Espía de Dios”, de Juan Gómez-Jurado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario