jueves, 13 de febrero de 2014

Cambiando el sonido del mundo

A veces me pregunto quien sabe la verdad de todo lo que incomprensiblemente sucede en el mundo, de aquello que escapa del flujo normal o esperado de las cosas, y que nos deja en un espacio vacío que no tiene tiempo definido.

Mientras ensayo un intento de comprensión, hago una pausa para correr y correr por el malecón entre las palmeras, viendo desde lo alto el mar tranquilo de esta noche adornada por una gran Luna llena y muchas estrellas brillantes; pero esta noche es diferente, pues la música añadida al trayecto transmite una fuerza especial al alma que es capaz de mover un cuerpo casi agotado.

Pero la mente es muy contradictoria, parece que tiene vida propia, no para de pensar y pensar buscando explicaciones a los sentimientos donde no existe razón; entonces cuando temo perder el control de mis pensamientos más bajos hasta ya no poder reprimir más mis sentimientos llenos de impotencia. Aunque la música esta liberando todo la rabia contenida, tanto que mi cuerpo corre más rápido por el malecón como si estuviera lleno de una furia incontrolable.

Recuerdo que después de aquella época pasada de mucha violencia sin sentido, era necesario buscar una nueva forma de comunicación, y sólo pensé que tratando a los demás como nos gustaría que nos traten sería suficiente. Se podría decir con certeza que traté de ser una especie de mensajero de vida, de esperanza y de lucha, pero el interior de un ser humano es tan complejo que me he ganado mil y un decepciones que han dañado un corazón que a pesar de todo sigue latiendo.

Sigo corriendo por el malecón, escuchando aquella música, abstraído del entorno y sin poder reprimir la rabia y la impotencia de los últimos acontecimientos que se repiten casi cíclicamente, con ganas de gritar muy fuerte, y me pregunto ahora si tal vez sólo debería dejar que lo más bajo de mi ser se exprese.

El trayecto del malecón terminó y sólo escuchaba la música de las canciones que me acompañaron, algo había pasado porque hasta ese momento no había tenido la oportunidad de pensar tanto, fue cuando decidí desconectarme de la música y recién pude volver a escuchar el sonido del mundo nuevamente...

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