
"Amiga mía, no es tan fácil solucionar los problemas que nos agobian pero no te pierdas dentro de ellos, necesito que seas fuerte, levantes la cabeza y veas más allá porque allí puede estar la solución; también quiero pedirte que nuestras conversaciones sean más enriquecedoras; no caigamos en temas triviales, ni en resentimientos y reprimendas que nos debilitan; sino que aprendamos de lo que nos paso, que corrijamos nuestros errores haciendo ver el uno al otro nuestras fallas y aconsejando con tino, tolerancia y sabiduría; pero por sobretodo evolucionemos y no nos detengamos en temas triviales y actitudes mediocres (como la que yo tuve)."
En la vida hay dos procesos muy marcados: la evolución y la involución. La evolución es un proceso de mejora continua de nuestra vida que se nutre con el aprendizaje, la percepción, la verdad, la inteligencia, el amor, etc.; mientras la involución es la degeneración de nuestro ser con los miedos, la intolerancia, el egoísmo, el conformismo, la adulación, la falsedad, etc.
Yo no sé como tomarás mis palabras pero lo que tan sólo quiero pedirte es que evoluciones, que no caigas en el día a día, que te alejes de la mediocridad de la gente y que les enseñes que no todas las formas de vivir están inventadas sino que nuestra mente tiene la capacidad de crear nuevas cosas y descubrir nuevos caminos.
La dureza y firmeza de mis palabras llevan cariño y aprecio hacia ti (y no reclamos) con un mensaje que quiero que aprendas e interioces; tuve temor de decírtelo de esta manera el domingo porque creí que te molestarías y alejarías (aunque finalmente fue así); pero ahora sé que si no te digo esto, estaría siendo egoísta, aun cuando te enojes por toda la vida conmigo; porque si captas el mensaje, valió la pena perderte.
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