lunes, 9 de diciembre de 2019

Lluvia

Desde hace unos días antes de este viaje por senderos nuevos y desconocidos para mí, estaba pensando seriamente en escribir sobre como crecimos para cambiar en el camino y sobre los miedos que nos detienen pero que también nos atrevemos a enfrentar; pero por alguna razón no encontraba un momento preciso, o quizás no lo quería encontrar por algún freno interior que no reconocía.
Pero ahora entre el calor, los ríos y los árboles de la selva amazónica peruana, aparece la lluvia con un poder mágico que sólo ella tiene para motivar a la mente a dar forma a algunos pensamientos, allí quizás refugiados por un buen tiempo.
Sentado en el balcón viendo el interminable paisaje verde, la lluvia torrencial con vientos intensos y algunos pocos truenos propone sentarse, hacer una pausa, respirar, desahogarse, sentir y expresarse; entonces irónicamente todo mi ser encuentra un tipo de calma que necesitaba desde hace algún tiempo.
Confieso que el agua nunca ha sido mi elemento, pero la lluvia siempre ha tenido un extraordinario poder de encantarme, de apagar ese fuego interior que me consume y de devolverme a mi lado más esencial y naturalmente salvaje y elemental, aquel que normalmente se pierde entre la monotonía y rutina de un mundo innegablemente en extinción.
¡Cae lluvia bendita que creas los ríos, mueves los océanos, llenas de vida la tierra y purificas el ser, cae sin parar hasta que un nuevo inicio aparezca...!

2 comentarios:

  1. Muy linda reflexión acerca de nuestra amazónia peruana. Te felicito!! Estas super inspirado

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