Un día normal en casa durante el año 2010, estábamos hablando en familia sobre cual sería el modelo de la puerta de la casa, y de pronto mi padre y yo al no coincidir en el diseño empezamos a discutir, cada vez de manera más fuerte hasta llegar a faltarnos el respeto verbalmente. El se fue a la sala y yo me fui a mi habitación, entre a internet enojado y con mucha ira. En un chat del internet, encontré a mi amiga Romina (una fiel creyente e hija de Dios a quien quiero mucho); así que le conté lo sucedido y me dijo que le pidiera disculpas a mi padre y que dijera que lo quiero; yo creyendo tener la razón le dije que no haría eso y ella me insistió 3 veces hasta convencerme de hacerlo aunque yo no estaba muy seguro.
Fui a la sala y me acerqué con mucho incertidumbre a mi padre y parándome frente a él le dije: "papá, discúlpame por todo, yo te quiero"; fue entonces cuando ambos empezamos a llorar desahogándonos por el tiempo de enfrentamientos que eran muchos años en verdad. Agradecí a Dios por ese momento en el que llegué a apreciar a mi familia que es lo más valioso con lo que he sido bendecido.
Aprendí que la vida es corta, la distancia es grande, el tiempo es breve y el futuro es impredecible como para andar molestos y con resentimientos que no nos dejan avanzar, la dureza del corazón se rompe con amor. Por eso hoy llamé a mis padres y les dije cuanto los amo ahora que puedo decirles porque mañana sólo Dios sabe...
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