
Hay que atrevernos a perderlo todo para ganarlo todo...
Hoy mientras viajaba en bus de transporte público, subió un muchacho de nacionalidad venezolana con un violín, habló un poco y luego cordialmente invitó a los eventuales pasajeros a escuchar la melodía que iba a tocar. La verdad es que yo llevaba 16 horas de viaje en bus desde la Ciudad de Arequipa hasta la Ciudad de Lima, una caminata con una mochila pesada bajo el sol y mucho cansancio antes de una larga espera antes de volver a embarcarme para el siguiente viaje. Confieso que al principio sentí molestia por ver otra persona subiendo a los buses, algo que normalmente no siento, pero cuando comencé a escuchar la melodía de aquel violín, recordé el libro que estoy leyendo que habla del poder del ahora; entonces cerré los ojos, respiré, me relajé y me dejé llevar por el momento.

En todos los tiempos, vidas, procesos e historias, han habido crisis; pero depende de la actitud, predisposición y decisión con la que se afronta cada instante de la historia para convertirla en una oportunidad para aprender, crecer y evolucionar hasta el límite.
En este momento, millones de personas están dejando su vida, su tierra y a su familia, en búsqueda de una oportunidad; y muchos de ellos no hacen nada mejor que mostrar su talento y una buena actitud, que no es comprendida en su real magnitud; pues atrapados en los conflictos de nuestra mente y miedos, es fácil olvidar al prójimo y recordar que todos somos humanos; y es en este momento cuando recuerdo una frase escrita por una amiga, "yo tampoco se como vivir, sólo estoy improvisando", precisamente nos hemos olvidado de improvisar, de ser espontáneos.